En el mundo exterior, la gente tiene constantemente muchas impresiones.
Por lo tanto, en una clase de yoga es aconsejable reducir los aportes y las impresiones que se hacen a la gente. Esto les permite dirigir su atención hacia el interior y calmar la mente. Se consiguen menos impresiones creando una sala limpia y sencilla con una decoración mínima, pero esto también incluye ropa sencilla, maquillaje mínimo y pelo cuidado. Un truco sencillo es mantener un vestuario específico para tus clases de yoga. Esto te ahorra tener que pensar qué ponerte cada vez que das clase y para los alumnos se convierte en un elemento fijo y reconfortante en su clase.
En cuanto tus alumnos entren en clase, salúdalos con una sonrisa afectuosa, preséntate y aprende sus nombres. Tómate tu tiempo para sentarte en tu esterilla de yoga y mirar a cada uno a los ojos, llamándoles por su nombre. Sonríeles y hazles sentir que se les ve y que están en un espacio seguro. Por eso también las primeras preguntas que hago son sobre su bienestar general: "¿Cómo estáis?", "¿Alguien tiene alguna lesión que comunicar?" o "¿Alguna de vosotras está embarazada?". Esto me permite sugerir variaciones si es necesario durante la práctica de yoga.
Esto les ayudará a sentirse más cómodos y a conectar contigo.
Aprende a percibir el estado de ánimo de tu grupo para poder adaptarte a la energía del grupo. El yoga es una disciplina abierta a todo el mundo (independientemente de la edad, el sexo o la condición física). Así que verás rápidamente que tendrás diferentes perfiles de alumnos.
Algunas personas sólo quieren relajarse. Otros quieren combatir su estrés y aprender a gestionar sus emociones. Algunos estudiantes son apasionados y quieren superarse.
Así que tendrás que conocer rápidamente a cada uno de tus alumnos para establecer una dinámica de grupo en la que todos se sientan cómodos.
El lenguaje inclusivo es un medio importante para crear un entorno de yoga inclusivo, es decir, expresarse oralmente de forma no discriminatoria, sea cual sea el sexo o la identidad de género de la persona con la que se habla o a la que se habla, sin transmitir estereotipos de género.
Utilice términos como "persona" en lugar de "hombre" o "mujer" cuando se dirija a su clase. Utiliza pronombres neutros para incluir todas las identidades de género.
También es el deseo de incluir, de unir a la gente.
¿Por qué utilizar el lenguaje inclusivo?
Porque lo que nos separa es la causa del sufrimiento, y el objetivo del yoga es liberarnos del sufrimiento y acercarnos a la serenidad.
Acuérdate de proponer sistemáticamente adaptaciones o variaciones de las posturas cuando la versión "estándar" no se adapte al cuerpo del practicante. Pero también significa proponer variaciones de intensidad cuando una postura es demasiado fácil para un practicante y podría ser más beneficiosa en otra versión.
Si eres profesor de yoga, probablemente te habrás dado cuenta de la diversidad de tus alumnos: hay muchas mujeres, pero también algunos hombres; hay gente joven, gente mayor, gente delgada y gente con más curvas; algunas personas tienen necesidades específicas.
En la formación inicial de yoga, generalmente aprendemos a enseñar yoga a personas bastante jóvenes y con buena salud. Pero pronto nos topamos con la realidad. No se puede llegar a dar una clase y empezar diciendo: "Venga, vamos a empezar con 5 saludos al sol". Dada la heterogeneidad y riqueza de perfiles y personas, el yoga tiene que adaptarse.
La diversidad corporal es un aspecto importante de la inclusión en el yoga.
Asegúrate de que tus instrucciones posturales se adaptan a las diferentes formas corporales y capacidades físicas. Ofrezca opciones para las posturas que puedan resultar difíciles o incómodas para algunos alumnos.
Las posturas deben dejar espacio para el estómago, los muslos y el pecho. También utilizaremos accesorios para facilitar la postura. De este modo, se pueden evitar las comparaciones y crear las condiciones para que el peso o el tipo de cuerpo no sean un obstáculo para practicar yoga.
Como profesor de yoga, debes estar atento a las necesidades individuales de cada alumno. Respeta los límites de cada uno y no animes a los alumnos a ir más allá de sus límites físicos. Al contrario, anímales a escuchar su propio cuerpo y sus sensaciones.
Ser profesor no te da permiso para ajustar a los alumnos sin su consentimiento. Hay que dar el consentimiento del alumno, verbalizarlo y esperar la respuesta. A muchas personas no les gusta que las toquen ni que las ajusten. No toques zonas que puedan resultar incómodas para el alumno (por ejemplo, el estómago, el interior de los muslos, etc.).
En su lugar, puedes ajustar verbalmente, trabajar con un espejo para el autoajuste y trabajar la conciencia corporal y la escucha.
Por último, infórmate sobre la diversidad y la inclusión en el yoga.
Lee libros, asiste a talleres y conferencias sobre estos temas. Esto te ayudará a comprender mejor las necesidades de tus alumnos y a crear un entorno inclusivo para todos.
En conclusión, es sobre todo el deseo de llegar a todos, de crear un espacio abierto de bondad y amor que conduzca al bienestar y a la transformación personal.