Los que se han formado en mi escuela saben que no preconizo el ajuste físico, pues creo que es más importante desarrollar la conciencia interior y escuchar al propio cuerpo.
¿Por qué? porque el alumno se autoajustará con sólo escuchar tus palabras, en lugar de esperar a que tú lo hagas por él. Por ejemplo, puedes utilizar un espejo como ayuda para el autoajuste y/o accesorios.
Esto permite al alumno sentir mejor ciertas acciones, anclarse más profundamente en algunas posturas, etc.
El ajuste físico es sólo un último recurso y ser profesor no te da permiso para ajustar físicamente a los alumnos sin su consentimiento.
Incluso te aconsejo que practiques con los ojos cerrados, para que no intentes copiar la forma sino concentrarte en el fondo de la postura, sus efectos y sus intenciones. El objetivo de una postura no es tocarse los pies, sino más a menudo abrir o alargar una parte del cuerpo, y cuando entiendes la dirección no necesitas copiar una forma y eso viene con la experiencia sensible.
Por eso formamos a nuestros profesores para que enseñen lejos de sus propias esterillas.
Puede que me haya alejado demasiado en la imagen, pero lo que quiero destacar es que el sonido de la voz del profesor de yoga es una especie de musicoterapia que se añade a la relajación que se siente durante la actividad. En algunos estilos de yoga (como el Yin, por ejemplo) es sólo el sonido de la voz del profesor lo que te hace disfrutar de la clase. La música tiene un poder sobre nuestro cerebro, nuestra presión sanguínea y nuestros músculos en sólo 3 segundos, sea cual sea nuestra cultura. Así que tu voz es una herramienta muy importante a la hora de enseñar yoga. Mantén una voz suave, que guíe y sea cariñosa
Muchos profesores cometen el error de hablar demasiado durante una clase; creen que tienen que dar mucha información y consejos a lo largo de la práctica. Pero esto no es necesario. A menudo, las instrucciones continuas del profesor pueden parecer abrumadoras para los alumnos. En las clases de yoga, los alumnos se recogen en sí mismos y también disfrutan del silencio.
A los profesores de yoga principiantes les resulta especialmente difícil lidiar con el silencio y es un reflejo muy natural querer llenar los silencios con palabras bienintencionadas pero sin sentido.
Para mí, ser profesor de yoga consiste en transmitir conocimientos. Tienes que poner tu corazón, tu energía y todo lo que tienes en ello. Sólo somos guías, llevamos a los alumnos al encuentro con el yoga. Que descubran su fuerza y su poder, y de la misma manera su propia fuerza y su propio poder.
Cuanto más te olvides de tus palabras, de tu presentación y de tu actuación como profesor, mejor servirás a tus alumnos.
Ser profesor de yoga es un trabajo que requiere mucha energía, no sólo física sino también emocional y energética. No se trata sólo de venir a dar una clase de yoga y marcharse. Hay mucho trabajo previo, para formarse continuamente, informarse, practicar, sobre todo participando como alumno en talleres y masterclass impartidos por otros profesores, o incluso formándose en otros estilos de yoga para enriquecer sus conocimientos, como el yoga danza.
Durante cada clase, te asegurarás de que tus alumnos se sientan mejor consigo mismos, recuperen la confianza en sí mismos y alcancen sus distintos objetivos. Aunque sólo veas al alumno una vez, le ayudarás a tomarse un momento para relajarse y descansar.
En una clase de yoga en grupo, no debes sacrificar la experiencia del grupo para acomodar a un individuo; la energía del grupo ayuda a llevar el trabajo y el esfuerzo que requiere la práctica.
Y ahí lo tienes.
6 consejos rápidos para destacar como profesor de yoga.
Yo misma los he probado, ¡y funcionan increíblemente bien!
Ahora te toca a ti aplicarlos 😉 .
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